domingo, julio 17, 2005

Algunos días fueron dos

Para mi, a esta hora del domingo se viven horas muertas en espera de una latosa semana. La Loop está de vacaciones y me pone mañosa pensar en que la pobre se aburrirá 15 días mientras yo corro de allá para acá sin poder llevarla a ninguna parte. Filo. Mañana pido dos días libres en mi pega 2, que es en la tarde, y un dia lo uso para llevar a las niñitas al buin zoo y el otro para invitar a mi increible amiga Sanyai a la casa nueva, y esa misma tarde podemos ir al cerro que está al lado de mi casa si está bonito el día. Si no, preparamos calzones rotos con mucha azúcar flor.

En mi casa suena Zinatel: belleza.

El resumen de este finde es increible, tanto, que haré una lista de cosas para contar otro día si hoy no alcanzo.

Número uno. Viernes en la Sala Master. La Mano Ajena, mi alegría. Zinatel, (repito) belleza.

El viernes pasé a buscar mi primer regalo de cumpleaños a Almte. Barroso con la Alameda. Me esperaba dentro de una bolsita con smileys, colgando de la mano del hombre que hizo de estos días los más especiales del último tiempo, mi maridito Alfre, y eso ya me alegró de entrada. Con esto de las multipegas definitivamente necesito mi propio medio de comunicación y ahora soy dueña de un flamante Motorola V180, el más lindo de los celulares del mundo y se le puede poner un ring tone de mp3 y eso me parece multichori.

Después nos fuimos a la SM, llegamos casi a las 10, y aunque en realidad no me interesaba ver al grupo que tocaba antes de la Mano Ajena, cuando entramos, sonaba un tema con una base drum n bass y un tipo danzando algo breakin' con una máscara de diablada. Espectacular. Era Zinatel, otra banda que también se ganó el premio del sello azul y que me sorprendió mucho.

Me gustó su trabajo y su mezcla impecable de secuencias e instrumentos tradicionales, sus temas súper apegados a las raíces folklóricas y sobre todo su single Mi niña golondrina, ya que jamás pensé que un poema de G. Mistral podría sonar tan bello conjugado con las dulces voces de Luis y Andrés j. Esta banda tiene una mezcla de gente de Illapu y Papa Negro, puro lujo.



Ahora me toca tiarle flores a mis amores de La Mano Ajena. Como siempre, disfruté mucho cada tema que tocaron, aunque partieron con un problema de enchufes y la cosa sonaba un poco terrible. Después se compuso el asunto pero los chicos quedaron nerviosos y se notaban muy tensos, entonces la bellísima Fernanda hizo lo suyo y distendió el ambiente con su terrible encanto. Partieron con Aves Errantes, lejos el tema que más me gusta y después siguieron con los clásicos Wewo, Favella, Doyna, etc. Muy bien por ellos, aunque de verdad que quedaron tristes y muy disconformes con la presentación.

Mientras esperaba que los niños ajenos guardaran sus instrumentos y repartieran abrazos y besos y todas esas cosas, se acercó a mi rincón el guitarrista de Zinatel y pasamos los siguientes 15 minutos hablando sobre la belleza y otras cosas del mar y el cielo, y debo decir que él es un hombre absolutamente adorable, iluminado, celestial.


A las 12:05 estábamos afuera de la radio esperando un taxi que llevara parte de los equipos hasta la sala de ensayo y estalló el cumpleaños feliz de las voces más lindas y carnavaleras del mundo mundial. Muy buen comienzo. Terminamos en Agustinas con Brasil, en La Castellana, comiendo hamburguesas y papas fritas, con unos riquitos shops, celebrando la cuestión del cumpleaños y capenado el frío monumental que hacía a esa hora. Tuvimos que escondernos de un montón de curados odiosos y de algunos trashers que se paseaban por la avenida Brasil en busca de Robert Plant, que estaba sentado en nuestra mesa enseñándole a los Ajenos, Rodrigo y Chispa, el arte del meneo y el gemido en escena.

Fue un gran comienzo de finde. Ahora mi pajerismo dominguero me obliga a dejar el resto de las historias para lo que queda de semana.


Próxima entrega: Sábado por la mañana y el dolor de cabeza de la puta.